
Al nacer todos seguimos caminos bastante parecidos. Pasados unos años es cuando comenzamos a adquirir nuestra propia identidad, a desenvolvernos de forma diferente. Es bien cierto que la sociedad, la educación y la vida en común nos van privando poco a poco de ciertas libertades, aunque ello va en favor de una convivencia aceptable.
Sin embargo, hay otras formas de autoprivarse de libertades, mediante comportamientos extraños e inexplicables, que unos desarrollan y otros no, a pesar de haber llevado vidas paralelas.
Cuando hace bastantes años empecé a sentirme privado de libertad, cuando mis impulsos eran más fuertes que la razón y cuando ya mis actos no tenían freno, fué cuando la situación se hizo extremadamente peligrosa. Nadie sabe dónde está la línea ni cuándo se traspasa. Ya no valen de nada los consejos ni las raprimendas.
"Yo lo controlo perfectamente, cuando quiero"
¡ Qué autoengaño tan tremendo !
Era espantoso contar las horas, los minutos y los segundos que faltaban para poder actuar. La mente estaba absorbida por el deseo. No existía otro pensamiento. No importaba lo que me rodeaba.
Sólo eso, sólo eso, sólo eso.
Total abandono de lo primordial, suciedad, dejadez, ausencia total. Promesas, continuas promesas, y mentiras en todo momento. La única salud era estar en "ello". Pero aún así, hay momentos de cierta lucidez. No se podía continuar de esta manera y había que dejarse ayudar. Tuve esa ayuda, pero cometí el error de no estar plenamente convencido. Y así vinieron varios fracasos con la consiguiente desesperación por no poder salir de aquel terrible infierno. Días, meses y años se fueron sucediendo bajo el mismo estado. La dejadez era total. Las manos no se estaban quietas y los ojos no eran capaces de recorrer dos líneas seguidas. Las obligaciones... ¡bah!
Pero al fin, y gracias a distintas personas a quienes nunca se lo agradeceré suficientemente, y a mi total convencimiento de no seguir así, encontré el sitio adecuado, en el momento preciso y donde tuve la ayuda necesaria.
Ha pasado el tiempo. No sé cuánto ni me importa. Ya no me preocupa lo que falte para amanecer. Ya no hay noches de insomnio. Se han ido los sudores fríos, los cosquilleos en todo el cuerpo, el contar los minutos que faltan para "poder estar bien". He salido de la horrible burbuja en que estaba metido. He vuelto a mi familia, a mis amigos. El tiempo es mío. Soy libre.
No es fácil expresar lo que ahora siento. Son muchos sentimientos y todos quieren salir al mismo tiempo.
Amigas y amigos de este blog: me hacía falta escribir esto. Parece que así se ha quedado todo entre las teclas y, pasando un pañito, ¡ a la basura !
Maldito alcohol.
Si yo pudiera ayudar
P.D. Me parece estupendo que muchas personas puedan saborear sus copitas. En la moderación está el acierto.