jueves, 28 de septiembre de 2006

ÉRASE UNA VEZ

Groucho Marx, con su característica inclinación de espalda y su puro en la boca, dijo en una película a una señora muy encopetada: "Pues ya ve usted, señora, yo, partiendo de la nada, he alcanzado las más altas cimas de la miseria".
Al nacer todos seguimos caminos bastante parecidos. Pasados unos años es cuando comenzamos a adquirir nuestra propia identidad, a desenvolvernos de forma diferente. Es bien cierto que la sociedad, la educación y la vida en común nos van privando poco a poco de ciertas libertades, aunque ello va en favor de una convivencia aceptable.
Sin embargo, hay otras formas de autoprivarse de libertades, mediante comportamientos extraños e inexplicables, que unos desarrollan y otros no, a pesar de haber llevado vidas paralelas.
Cuando hace bastantes años empecé a sentirme privado de libertad, cuando mis impulsos eran más fuertes que la razón y cuando ya mis actos no tenían freno, fué cuando la situación se hizo extremadamente peligrosa. Nadie sabe dónde está la línea ni cuándo se traspasa. Ya no valen de nada los consejos ni las raprimendas.
"Yo lo controlo perfectamente, cuando quiero"
¡ Qué autoengaño tan tremendo !
Era espantoso contar las horas, los minutos y los segundos que faltaban para poder actuar. La mente estaba absorbida por el deseo. No existía otro pensamiento. No importaba lo que me rodeaba.
Sólo eso, sólo eso, sólo eso.
Total abandono de lo primordial, suciedad, dejadez, ausencia total. Promesas, continuas promesas, y mentiras en todo momento. La única salud era estar en "ello". Pero aún así, hay momentos de cierta lucidez. No se podía continuar de esta manera y había que dejarse ayudar. Tuve esa ayuda, pero cometí el error de no estar plenamente convencido. Y así vinieron varios fracasos con la consiguiente desesperación por no poder salir de aquel terrible infierno. Días, meses y años se fueron sucediendo bajo el mismo estado. La dejadez era total. Las manos no se estaban quietas y los ojos no eran capaces de recorrer dos líneas seguidas. Las obligaciones... ¡bah!
Pero al fin, y gracias a distintas personas a quienes nunca se lo agradeceré suficientemente, y a mi total convencimiento de no seguir así, encontré el sitio adecuado, en el momento preciso y donde tuve la ayuda necesaria.
Ha pasado el tiempo. No sé cuánto ni me importa. Ya no me preocupa lo que falte para amanecer. Ya no hay noches de insomnio. Se han ido los sudores fríos, los cosquilleos en todo el cuerpo, el contar los minutos que faltan para "poder estar bien". He salido de la horrible burbuja en que estaba metido. He vuelto a mi familia, a mis amigos. El tiempo es mío. Soy libre.
No es fácil expresar lo que ahora siento. Son muchos sentimientos y todos quieren salir al mismo tiempo.
Amigas y amigos de este blog: me hacía falta escribir esto. Parece que así se ha quedado todo entre las teclas y, pasando un pañito, ¡ a la basura !
Maldito alcohol.
Si yo pudiera ayudar

P.D. Me parece estupendo que muchas personas puedan saborear sus copitas. En la moderación está el acierto.

viernes, 8 de septiembre de 2006

CUARENTA AÑOS

Cuarenta años con los indios y todavía no sé tirar flechas. Definitivamente esto de la eletricidad no se me da bien. Creí que ya sabía informática cuando dominé perfectamente el "on" y el "off". Pero en estos aparatos que van con luz hay muchas cosas bastante complicadas para mí, que siempre he manejado cacharritos de cuerda o de pedales. Y aquí estoy pintando letras con sólo darle a una tecla, sin lápiz que chupetear durante las dudas, ni bolígrafo bic transparente que echa borrones de vez en cuando.Quiero contar cositas que "se salgan de lo normal", aunque eso de salirse de lo normal cada cual lo entiende a su manera. Para mí esas cositas son breves momentos felices, alegres, divertidos, profundos, serios, etc. que hay que disfrutar viviéndolos lo más intensamente posible. En definitiva, vivir el presente a tope. A las cositas malas y desagradables y a "lo que tiene que llegar inexorablemente" también hay que darles cuartelillo, pero eso es otra historia.Cuarenta años hace ya que tenía cuarenta años menos, y ya hacía algunos años que me habían nacido. O sea, que ya tengo tallos. Si alguien lee estas líneas podrá ir conociendo la forma de pensar y lo que ha sido un poco mi vida. No es que haya sido demasiado interesante, pero todos podemos sacar conclusiones de lo que hemos venido haciendo.